Esta conmovedora historia nos sumerge en el entorno hospitalario, explorando las complejidades emocionales y profesionales que los trabajadores de la salud enfrentan a diario. El relato destaca la importancia de la humanización de los cuidados y la inteligencia emocional en el ámbito de la enfermería, especialmente cuando se trata de pacientes pediátricos y adultos que experimentan situaciones médicas difíciles.

Todo comienza con la experiencia de la narradora en una UCI de pediatría, en la que conoce a una niña pequeña que lucha contra problemas de salud graves, destacando la resistencia y la valentía que a menudo se encuentra en los pacientes más jóvenes. La conexión emocional entre la enfermera y la niña resalta cuán importante es la empatía y el contacto humano en el proceso de curación.

La trama se amplía para incluir a otros pacientes, como Paquito, un hombre afectado por COVID-19, y José, un joven parapléjico. En ambos casos, ilustran los desafíos únicos que enfrentan los pacientes y la necesidad de abordar no solo las necesidades físicas, sino también las emocionales.

Es precisamente de la mano de este último protagonista, José, que el lector se encuentra ante preguntas difíciles sobre cómo equilibrar la verdad con el bienestar emocional del paciente.

Nuestra protagonista destaca la necesidad de la humanización de los cuidados, ya que pequeños gestos, como las caricias o la decoración de la habitación, pueden tener un impacto significativo en la experiencia del paciente.

Athenea Osuna